
El entrelazamiento de dos oficios, la joyería y la tejeduría, a través de un elemento común: el hilo de metal, es el punto de partida para este proyecto; el resultado es una serie de 4 joyas tejidas a mano con hilos de cobre (el 70% de ellos reciclados de desechos electrónicos) y de algodón en telar de bajo lizo tradicional.

El hilo es el elemento base del textil: un tejido se forma por el entrelazamiento de hilos y las materias primas que se tejen deben, por lo general, hilarse. Pero en joyería también se usan hilos: el trefilado es uno de los procesos iniciales para darle una primera forma al metal con la que luego se comienzan a crear las joyas o sus partes. Ambas disciplinas usan hilos, una de materiales orgánicos o sintéticos con un alto grado de flexibilidad, y la otra de metales con una alta rigidez, así que decidí usar hilos rígidos para tejer y entrelazarlos con hilos flexibles para crear piezas de joyería.

Los alambres de cobre de 0,20 mm de grosor fueron extraídos manualmente de cables desechados y luego enrollados en canillas para facilitar la labor del tejido; durante el proceso de tejeduría, se usó un alambre de cobre junto con un hilo de algodón en cada pasada. Los hilos de algodón tienen un color específico que ayuda a dar el tono deseado al combinarlo con el hilo de metal, así pues, se puede controlar el color que se quiere aplicar al tejido en cada pasada y de esta forma lograr las degradaciones de color o los patrones de bloques.

Estas piezas brillantes y coloridas toman como referencia el rico legado orfebre de las culturas prehispánicas colombianas y pretenden poner valor al metal desde la simbología del color, por encima de su valor industrial y comercial actual, que está dado por principios de abundancia-escasez o por sus propiedades físicas y químicas, y que es un legado de la colonización europea en América y la subsiguiente industrialización del mercado y la cultura.

Para algunas de las culturas prehispánicas colombianas, el oro era entendido como la materialización de la energía del sol, su semilla que fertiliza la tierra. La aureola del sol se ve de colores diferentes en su trayecto desde el amanecer hasta el ocaso, así como también varía a lo largo del año; su color dorado adquiere diferentes tonalidades, llegando incluso al rojo.
Así pues, estas culturas creían que era necesario fertilizar la tierra con metales y dosis precisas de colores para regular el ciclo anual y organizar las cosechas, prevenir enfermedades, y controlar el comportamiento de los habitantes. El metal dorado, transformado en diversas piezas de orfebrería que eran ofrendadas en rituales religiosos, no eran pues de oro puro; el deseo de manipular el color del metal estimuló el desarrollo de aleaciones como el ‘tumbaga’ (mezcla de oro-cobre o oro-plata-cobre) y diversos sistemas de tratamientos superficiales como el plateado y el dorado.

Hoy, cinco siglos después, soltarían tremenda carcajada los tasadores si un cliente les pidiera aumentar el valor de un metal por su color. El valor de una joya radica hoy en el costo de su material y este está dado por su escasez, su resistencia a la oxidación y a ser rayado o deformado, así que pareciera que las joyas del siglo XXI sólo son valiosas si están hechas de oro, platino o titanio. Para mis antepasados, los pobladores originarios del territorio donde nací, y ahora para mí también, todo lo que brilla con el color del sol es oro.
Pectoral El Dorado
“El cacique cubría su cuerpo con una piel dorada, pero no solo su ajuar era de oro, también lo eran las ofrendas y demás artefactos e indumentaria religiosa durante la ceremonia. Así como su líder, la ciudad también debía estar cubierta en oro.”
Las tonalidades del oro, así como los colores del atardecer en una transición degradada llena de brillo y esplendor, dan vida a este pectoral conceptualmente compuesto por una aleación de tumbaga con 60% de oro y 40% de cobre.
11,3 x 68,4 cm
Hilo de cobre, hilo de algodón.
Tejido en telar de bajo lizo.

Pectoral Semilla de Sol
Con un brillo y color inigualables, el tejido superior visibiliza la naturaleza del tumbaga, del oro de colores, que es tal por la presencia de cobre y plata en su composición; se necesitaba de oro de varios colores y no solo de uno para nutrir la tierra. La pieza inferior se inspira en pequeñas semillas de sol que son arrojadas a las lagunas como ofrendas a los dioses en rituales religiosos.
Una aleación conceptual de tumbaga con 10% de oro, 10% de plata y 80% de cobre compone esta pieza.
12 x 68,7 cm
Hilo de cobre, hilo de algodón.
Tejido en telar de bajo lizo.

Peto Chamán


Una pieza versátil que puede colgar sobre pecho y espalda o solo sobre el pecho.
Los patrones de bloques de color, inspirados en características zoomorfas de los pectorales prehispánicos, sumados a los flecos, hacen alusión al hombre-ave y el vuelo chamánico. La combinación de tejidos se inspira en la multiplicidad de especies de aves en el territorio colombiano (el ave era un animal sagrado para todas las culturas prehispánicas, pero la especie de ave venerada era diferente en cada una).
18 x 65,5 cm
Hilo de cobre, hilo de algodón.
Tejido en telar de bajo lizo.
Peto Oro Rojo


Esta pieza pretende ser una evolución de las otras hacia una joya más elaborada, mezclando técnicas de tejeduría y metalurgia, para lograr una integración más completa de las 2 disciplinas.
Del patrón geométrico de bloques de colores con tamaños variables se extrae la figura de los eslabones, que está presente en las formas de algunos pectorales prehispánicos, y que termina por imprimirse en la lámina de cobre que le hace contrapeso a la pieza tejida.
Este oro, tan rojo como los atardeceres que solo ciertos parajes colombianos tienen la capacidad de producir, es de un brillo e intensidad singulares.
18,3 x 84 cm
Hilo de cobre, lámina de cobre, hilo de algodón.
Tejido en telar de bajo lizo, repujado.
TODO LO QUE BRILLA ES ORO se ha exhibido en las exposiciones:
JUEVES, UN UMBRAL
Escola Massana – Centre d’Art i Disseny, Barcelona.
29 de octubre 2024 – 17 de enero 2025
TALENTE – MASTERS OF THE FUTURE 2025
Handwerk & Design, München.
12 – 16 de marzo de 2025